Francisco M. Ortega

el mismo día de siempre

 

hoy es el mismo día de siempre y me olvido de todo

de escribir malos versos y momentos basura

de reclinar los besos y del mar de queratina

en la tarde curvilínea donde se ahorma el otoño

llueven raíces cuadradas y polinomios

y la humedad algebraica de la tristeza

apagada del día su luz cinérea

 

busco en el mapa con dedo tembloroso

ese lugar donde la gente no se canse de ser feliz

o donde nunca escampan las ternuras

 

la pesadumbre humana soportada como perros de paja

la vergüenza de vivir esperando a las puertas

de un organismo oficial para ser atendido

la súplica ante la incomprensión burocrática

entablar conversaciones inicuas con desconocidos

hasta el ahora es su turno y vuelva usted mañana

 

sobre una frase leída pienso y me pregunto luego

cómo no se me habrá ocurrido

no haberla escrito antes y me sulfuro

 

mientras espero una reparación en el taller de mecánica

me brota el rizoma del recuerdo

cuando alguien supuso que venía de otro planeta

extraño ser en mí este que habito

 

todo este mundo impregnado de soledad

y apegos ocultos a vista de dron

quieto entre los pliegues de la memoria

 

sin notar lo que he sido

ese ahogo roto cuando despierta el corazón

y nada está lo mismo