Contempla el sol
de mis simples cosas
ocultas, silenciosas entre los cerros.
La tarde viste de negro su plumaje,
las flores mustias lloran su agonía,
cuando lentas caen del ramaje
ese amor de ligerezas y el ropaje.
Peregrinan en el alma vagos encierros,
amor que anclado y en los cielos,
una a una en mi oración se lleva el día.
Oscura y tristes las melancolías,
emergen solitarias entre mis nubes
(sol de mis simples cosas)
la silueta de una luna que disfraza
la luz lejana de mis días.
Allá en lo alto, un nuevo día,
una nueva sed de letanías.
Contempla el sol
de mis simples cosas.
Tu voz, el eco perdido entre los cerros
Lento, lento... vuelve y muere el día