Una voz

Relato: Giros del destino.

Era el todo de su vida, el cielo reflejaba en sus amaneceres el tacto de tus bondades. Así ellos se juraban amor, así eran felices, hasta que la enfermedad llegó.
Ella quería luchar junto a él, soportar juntos el mal que sobre el cayó, y por mucho tiempo pelearon como la montaña resiste al viento. Pero la esperanza no resistió la dura prueba, el pensó, moriré sin remedio (pensaba), suplicándole que se marchara y fuera feliz lejos, el moriría sin remedio, ella tenía la vida por delante, siguiendo una vida de dos menos uno, y dejando a ambos en soledad.
Ella clamó, suplicó, dispuesta estaba a soportar la muerte misma, sin perder la esperanza de la vida palpitante que lucha. Pero él no lo permitió, y ella se marchó, sin quererlo, su corazón se rompió.
El seguía su rutina, y en el hospital, a alguien mas conoció y esta su ternura se ganó, el no lo planeó, y aun rendido ante la muerte, su consuelo aceptó, en medio de la angustia que mata los días, de ella se enamoró, no lo planeó, y la nueva inquilina de su corazón, su amor aceptó. Su primer amor que vivía en su olvido, de esto se enteró, y su corazón en pedazos de papel se rompió.
Esta historia tenía como destino un final feliz, el se recuperaba poco a poco, el pronóstico era bueno, viviría mas de lo que su desazón pensó, y ella lo encaró: ¿Porqué tanta crueldad?, el no lo planeó, de otra se enamoró, y viviría para consumar ese amor, ella lo encaró, en vano, no la amaba mas, de ella se despidió con un suspiro, triste, con una tristeza que a ella su amor no le devolvería.
Esta historia pudo terminar felizmente, pero ella enfermó de desamor, y la vida se quitó, era un avecilla, que gira cual hoja de otoño de un árbol que cae al humus donde todos yacen yertos...había muerto. Nadie imaginó, que ella también había enfermado, de una enfermedad también mortal, de un amor sin corresponder, y de los crueles azares de la vida. El no tuvo malas intenciones, la desesperanza sin embargo, siempre es letal y fría.



Eclesiastés 9:Mientras hay vida hay esperanza, pues es

mejor perro vivo
    que león muerto.

Jeremías 17:»El corazón humano es lo más engañoso que hay,
    y extremadamente perverso.
    ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?