Pyck05

LA VIEJA ALDEA...

La vieja aldea
estaba como antaño
cuando marché.

Sus casas grises
de piedras centenarias
y erosionadas.

Pequeñas huertas,
pegadas a las casas,
daban sus frutos.

Peras, manzanas,
colgaban de las ramas
junto a las cercas.

Hasta la iglesia,
con torre centenaria
seguía en pie.

Por su tejado
volaban golondrinas
como hace años.

Y tú volvías,
viajero de la vida,
a por recuerdos.

Te estremecías
al ver que allí, la vida,
sigue latiendo.

Y que el poema
que tanto has añorado
está en tu tierra.

Tierra de versos,
con sangre y con sudores
de tus ancestros.

Tierra de amor
que guarda mil suspiros
inolvidables.

Rafael  Sánchez Ortega ©
19/09/23