Miro al cielo y me impresiona lo hermoso que se ve.
No hay una nube al horizonte y se puede apreciar en su totalidad.
Me recosté en la hierva fresca, mi mirada se perdió en medio de aquel azul celeste puro, intenso.
Contemplar la naturaleza es una de las cosas que me gusta mucho, además que me inspira. Es uno de los alimentos de mi querida musa.
En esta ocasión recordaba a alguien en particular y por él elevé una plegaria.
Pienso que los detalles son los que dan sabor y color a la vida, por ello los aprecio y mucho, junto con las manifestaciones de cariño, de admiración, educación y amistad.
Quiero agradecer a alguien especial en este universo de “Poemas del alma”
Hugo Emilio Ocanto. Actor, recitador, escritor, poeta….pero sobre todo, hombre de corazón noble y generoso.
Ya son unos cuantos años que formo parte de esta gran familia del alma. Muchos son los poetas, poetisas, escritores y escritoras que he conocido aquí. Algunos aún están presentes, otros han tomado diferentes rumbos.
Una de las personas que me dio la bienvenida en su momento fue Hugo. Siempre educado, amable, atento. Sabía darme ánimo y con su característica discreción también me ha corregido. La distancia nos separa, pero la amistad, ese noble sentimiento, nos une.
Siempre te estaré agradecido por darle vida a mis letras, con tu voz profunda, sentida, sabes llegar al corazón de quién te escucha.
La vida no ha sido fácil para ti. Han sido muchas las caídas, pero te has sabido levantar y mantener la esperanza, convirtiendo cada experiencia en sabiduría, aún las más dolorosas, difíciles; pues te han ayudado a ser la gran persona que eres.
Por eso Hugo, compañero, gracias de corazón.
Que Dios continúe a darte bienestar, salud, fuerza, amor, inspiración…
¡AD MULTOS ANNOS! HERMANO DEL ALMA.