He vuelto a ser engañado
por el diablo.
Sus cuernos se clavan en mí
y un llanto ronco de dolor inefable
me hace observar desde el sufrimiento
una vida atroz...
Golpeo a sus fauces jadeantes
en vano.
Mas ver esto
me llevará a la calma.
Me sumergiré, de nuevo,
en el nacimiento
y desde la serenidad certera del alma
crearé la vida armoniosa,
en verso o prosa.
Será el bautismo
quien exorcice mis adentros
para que caiga el demonio
y su templo.
Quizá entonces, me encuentre ahora
y se despliegue una risa,
que brisa sonora
se irá pululando hacia el paisaje,
extendiendo su paz en los campos...
Sin mente viciada,
me nutriré del todo
y todo seré...
en sintonía de voluntad creativa
del bien para la vida.
Se irradiará mi entorno de mí
y crearé paz, armonía,
en cada paso del camino.
Seré testigo del Dios que soy,
el observador y observado
en la fusión que siempre fueron.
Por ello, esta decisión:
mi mundo certero,
el escribir para matar al ego.