Me he exprimido el alma
hasta extraerle el último recuerdo,
me he sacudido el cuerpo
hasta arrancarle el último suspiro,
las cuartillas se ríen de mi pluma
que tiembla, calla, se arrastra y se despunta.
Hay un profundo vacío en mi cerebro,
suena un silencio mordaz en mis oídos,
mis manos tiemblan en busca de otras manos,
mis ojos lloran carámbanos de nada,
la música atruena, pero no la escucho,
el cielo estalla en galernas y tormentas,
rayos y truenos incendian el espacio
pero la lluvia se niega a dar la cara,
guerras, sequias, catástrofes y hambrunas,
ese es el mundo que heredarán mis nietos
un aquelarre en el tiempo y el espacio
un cuadro negro de Goya en los espejos,
pero aun conservo un soplo de esperanza
hay que poder detener la cuenta atrás,
hacer limpieza, borrón y cuenta nueva
aunque de cero debamos comenzar
que los jinetes ensillan sus monturas,
y los clarines comienzan a atronar,
el mismo Atila arenga a sus esbirros
es ahora o nunca. ¡Salgamos a luchar!