Señor, deseo postrarme humilde, a tus pies.
Nada me consuela, en este espacio terrenal.
Vivo, me cuesta vivir en este mundo infernal.
Sigo buscando el santo lugar donde tú estés.
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Tuve conciencia de esta, mi santa, devoción.
A rezarte con fervor, aprendí, desde la cuna.
Por eso, ante tu cruz oraba, sin razón alguna.
Doy dádivas en tu santo nombre y la oración.
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Vengo ante ti mi Señor, buscando el consuelo.
No podría vivir, con la desdicha de no honrarte.
Por eso, Padre Santo, tu credo, está en mi alma.
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Señor, por tu partida y sacrificio, vivo mi duelo.
Nada, que no sea amarte, sería hoy mi baluarte.
Sólo te pido, me ayudes a conservar, mi calma.