La ciudad sin noche
I
Cuanto añoro el tiempo de otros tiempos
en esta urbe castrante y de desvelo
que por millones en un claro cielo,
se observaban las estrellas en la noche
como diamantes sobre negro terciopelo.
Pero vinieron los modernos focos
que lastiman los ojos con su brillo
eclipsando así, de forma clara
aquella fulgurosa maravilla
con la que la naturaleza nos honrara.
Pero, de cuando en cuando,
por fortuna o por piedad
aún vemos a la luna,
la que orgullosa brilla
en este opaco cielo de ciudad.
José Miguel Fernández
Buenos Aires, 11 de octubre d 2010