Lea Nieves Torres

Zombies en la Selva de Cemento

 

La inteligencia natural ya espanta, la artificial ya manda la parada: sin nervios y sin sangre ya adivina los pensamientos y los sentimientos.

Ojos robots sateliticos vigilan los cielos las montañas y los mares, las cuevas, las covachas, los hogares, con sus rayos traspasan las paredes, miden las emociones, cual si las emociones fueran piedras.

Las palabras ya no les dicen nada, ya no sienten el calor de una voz que los cobije, el valor de una voz que los aliente y acaricie las fibras del cuerpo y del alma...

Ya no saben si el viento que golpea sus rostros y el aire que penetra en sus pulmones traen el nefasto veneno acumulado en el aire en el agua y en el suelo...

Hoy las Selvas de asfalto y de cemento del mundo encierran los humanos en sus jaulas. Entes ocultos con sus huesudas garras infernales, mueven los hilos invisibles que borran, poco a poco las palabras,

Con que el ser se orientó desde el principio...Con su ojo mortífero vigilan el redil y conocen sus costumbres: saben a qué hora pastan, su pasto artificial, a qué horas beben  agua embotellada en recipientes plásticos que matan...

Saben hasta a qué horas ejercen la ternura, y se aseguran que el zombie y la zombie sean zombies genuinos y verdaderos, sin sangre entre sus venas, sin sangre en sus arterias, sin corazón...mientras ellos se frotan las manos de contentos y acumulan riqueza para tiempos postreros...