A veces llegas blanco, como un copo de nieve, y alegras mis tardes, con tu curiosidad.
A veces llegas puro, sin malicia en tu rostro, y te subes a mi regazo, para soñar juntos.
A veces llegas húmedo, y salpicas las paredes, mientras te digo que salgas, pero luego te pido que entres.
A veces llegas lengua, y mi rostro se aleja, sonriendo por tu amor, y mis oídos se cierran.
A veces llegas negro, con lodo y sin brillo, y es hora de meterte a bañar, para que vuelvas a brillar.