En las blancas
punzadas del plenilunio
suavemente los sueños
buscan dársenas
en la fluidez hermosa
de tu cuerpo de mujer.
Exilio de todas las nubes
blancas y exactas que hoy conté.
Distancia rasgada
de solo palabras tuyas.
Nostalgia recorrida
por el seco caudal de mis ojos.
Asumo mi cautiverio
en la ruta ancestral de tu piel.
Hoy salpica la luz
sobre las pupilas del mar.
Aquí descienden en bandadas
los recuerdos de unos besos
para empapelar
otra vez,
la tersa piel de este deseo...
Crujen al viento
los dulces signos de la carne.
Somos cuerpos habitados
de sutiles destellos,
de música,
de viento,
de frágiles sueños...
-Solo queda navegar
con estas ansias de velero
hasta la punta firme
de tus senos, de tus senos-