TIERRA QUERIDA
Quiero recordarte así tan nívea y tan radiante,
selva de cemento que transformó el silencio
en ecos infernales y aturdió con sus gritos mis oídos.
Has crecido lentamente y tus calles se enredan como ramas,
ramas que la pestilencia carcome como sanguijuela chupasangre.
Aprendí en tus brazos a derrotar al mal nacido, a la envidia
escondida de las palabras sonoras que dicen que me quieren.
Aprendí a ocultar mis lágrimas, a ocultar mis dolores,
a interpretar tus silencios y a respetar tus temblores.
He compartido contigo y me lo has dado todo,
a tu lado he luchado mil batallas
y derrotado demonios con olvido.
Recorro temeroso tu cuerpo en plena noche,
el plenilunio de la luna te ilumina
y te ves tan radiante y tan inmensa.
Las luces encendidas me dicen que estas viva,
que suspiras muy despacio
y tus pulmones poco a poco escupen nicotina.
No quiero que te mueras, quiero estar a tu lado,
y cuando yo muera quiero que me arropes en tus brazos.
Autor: Fabio Bohórquez Rodríguez
Registro No. 10-1171-418
Dirección Nacional de Derechos de Autor.