El atardecer aún no delinea la noche
mientras mis ojos se posan
en los límites tenues del cielo
buscando el calor humano
como promesa de continuar junto a tu corazón
incubando en tu sangre la alegría que ignoras
El aroma de las flores renueva la vida
bajo las sombras que caen
abriendo las entrañas
de lo que era un corazón inaccesible
condenado al vacío y la ausencia
hasta que la desnudez pura de mi hijo
se posó sobre mis rodillas
Anhelo a mi alma tan grácil como la de mi niño
tan ligera como el ala de la mariposa
para volar a su lado y guiarle con mis versos.
Ansió su paz para convertirme en libélula
y jugar sobre el agua, juntos, sin importar la niebla.
Pretendo su libertad para sentir el aire
como su respiración que me renueva
como las silenciosas hierbas sobre la llanura
Quisiera que mi alma fuera tu poesía
tus versos de amor abrazando el infinito
como la barca dócil abandonada bajo el sol
para llevarte al confín
donde se besa el mar con el firmamento
con la pureza del ser que ignora el sufrimiento
En este atardecer que cae,
con tu mejilla en mi pecho
la dulzura de tu mirada es la sutil oferta
de la noche que reaparecerá apacible
como la espuma en una costa oscura
donde se escucha el latir de mi corazón
junto tu balbucear de anhelos
como sonidos de caracolas.