Nitsuga Amano

Un adiós con sabor a pena

Aquella tarde se despedía,
tras el cristal empañado, dejó
pequeñas gotas de melancolía,
como lágrimas que el cielo arrojó.

 

 

Decía... hasta siempre, tan lejano,
en ese presente quedé atrapado,
el siguiente segundo, cual hermano,
parecía inocente, y yo abrumado.

 

 

Nos miraría a la cara, el recuerdo,
sin entender nuestro mutuo tormento,
Todo sería pasado, sin despedida,
un adiós que la nostalgia escondía.

 

 

Bajo un cielo en sepia,
nuestras almas unidas en el olvido... Se han perdido.