HONDAS TRISTEZAS.
Venías del país de las quimeras,
y mis ojos insomnes te miraron,
nacieron en mis manos primaveras,
y mis sueños en ti se derramaron.
Cavaste en lo profundo de mi vida,
y tuyas son mis horas de tristeza;
llegaste con tu vida florecida,
cuando ya de vivir tengo pereza.
No puedo soportar, ni lo pretendo,
que cargues mis congojas y ansiedades,
yo que quiero morir estoy viviendo;
y camino a través de tempestades.
Ya conoces mi eterna desventura,
mi esperanza fenece en un desierto,
yo que llevo en el alma la amargura,
y de tristeza el corazón cubierto.
Yo, que la vida con afán cuestiono,
tú, que todo lo miras con asombro,
yo que en mis soledades te menciono,
cuando mordiendo mi dolor te nombro.
Tú, que juraste para siempre amarme,
yo, que no sé soñar, si no es despierto,
tú, que de mi ansiedad quieres salvarme,
yo, que camino por la vida muerto.
Diste luz a mis días con tu encanto,
hiciste un gran esfuerzo pero en vano,
yo respiro la paz del camposanto,
tú vives el bullicio de un verano.
Recordarás el día que yo muera,
estos versos envueltos en capullo,
unos como el rugir de alguna fiera,
otros con la dulzura de un murmullo.
KIN MEJIA OSPINA