In memoriam - A Don Carlos Orjuela.
En la víspera del Día Mundial de la Paz,
partió muy lúcido de este mundo terrenal
a la eternidad un caballero a carta cabal.
Tuve la fortuna de compartir e interactuar
en su muy conservador núcleo familiar.
Fue don Carlos un presto trabajador ejemplar.
De los años que compartí, incontables anécdotas
valoradas y atesoradas que podría narrar.
De aquilatada tradición y buenas costumbres
con mucha rectitud, ética, entrega y moral,
a lado de la muy apreciada doña Stella
y un excelente hogar que supieron ambos formar.
Venido en la pasada década de los sesenta
de Santa Fe de Bogotá, colombiana capital.
Una muy intelectual y educada pareja
a la que siempre supe respetar y admirar.
Qué poder decir a todos sus deudos: La vida
es un inevitable y paradójico péndulo
entre cuitas y llanto, sonrisa y felicidad.
Sin embargo, es en este luto preciso y con justicia
evocar las más maravillosas horas vividas,
pues es una forma de poderlo superar
el profundo dolor y que no sea el olvido
quien en este trace nos pueda curar y sanar.
¡Requiescat in pace! (Descanse en paz)