(Soneto)
Pide tu boca a gritos lo que tengo,
pide a la mía claras aguas frescas
que sacien rosa seca y boca hambrienta.
Pide tu boca aquel rico sereno
que se yergue en la mía con denuedos.
“Dame el manto sedoso de tu lengua”.
“Dame el vino, la droga que libera”.
Me pide como loca en sus desvelos.
Y yo, que soy su fauno en el amor;
el oasis y el diablo de su sed;
liviandad de su alma y de su boca…
Conjuro la caricia al corazón,
el estruje perfecto que a la vez
es ola, terremoto como impronta.
BARATZA