He querido dejar de buscarle Porque de mí hacía usted existe la indiferencia absoluta de las cosas sin sentido que en su corazón emana. Y el amor es una secuencia que no conoce sobornos. El amor no se empuja ni se manipula, es una sustancia inasequible que solo y por mera naturaleza se siente, sin explicaciones absurdas y rebuscadas. He decidido dejar las cosas por otro lado. Escribir en letras lo que deberían de ser llantos. Emancipar en su aura un inmensurable conjunto dé bendiciones. Porque al final de todo. El sentimiento honesto implica eso. No conoce de celos ni de odios. Si no la comodidad de ver al otro en su máximo confort. Las ganas que uno se traga son puras mañas. Y si el pensar que soy del montón, por supuesto, lo único diferente que puedo tener es esta cabeza hecha loca. Mi auténtica persona que ya no quiero dormir. Reivindicarme en el transcurso de olvidarle y tragarme las palabras que ya no son nada para su persona. Y que en este espacio y tétrico vacío, no ha dejado a nadie, en lo que me refiero, si no más que una pusilánime soledad que lo busca por las noches y que por más que intente, no logro encontrarle.