Acércate.
Hace frío.
No sé por qué el fuego tiene rostros
y el vino se hace espeso en este vaso
ni por qué el espacio de la lluvia
ostenta el vértigo del tiempo
como un lunar callado en la mejilla.
Siéntate,
aquí a mi lado
escucha cómo hablan estos muebles
cómo se quejan esas puertas
y cantan las ventanas esta noche
en la que quiero hablar contigo
de nosotros
y estas cosas que versan en tu idioma
y el mío,
para que no se vayan las palabras
o el polisón que las sostiene.