Escucho tu voz que me condena
a vivir encadenado de ilusiones
esclavizandome a los deseos insatisfechos
que me obligan a la productividad estéril.
Comprendo la vida que me ofreces.
Sirvo a tu merced como hechizada,
me muevo en el intento de devolver
luz al pensamiento plegado de deseos
materiales. Y vida al cuerpo yerto
que deambula como ciudadano ciego
de la metrópoli que me ataca el entendimiento
e imanta mis acciones al ritual cotidiano.
Servil te obedezco, sin corazón para sentirme auténtico,
esbozo una sonrisa mediocre que mengua mis escrúpulos. Y tu sigues en tu engaño.
Día a día avanzo hacia el abismo que ambos hemos creado.
Infértil paz del alma, ingenuo odio,que azuza en los oídos. Debiles quebrantos, cuando soy edificación viva del engaño
Creo, reconstruyo y sibrevivo en este mundo de ignorantes
que convocan a pintar de celeste las mentiras
con las cuales de a poco me voy mimetizando.