Le sonrío en la varga del ocaso
y le cuento al espacio, quedamente,
que sigo los meandros de la mente
donde nacen sus versos; paso a paso.
Después la madrugada y el sorpaso
de Sol que en la fenestra sutilmente
me avisa en su alba suave; firmemente
que el yugo esta impaciente; por si acaso.
Le lleno de comida el bol al gato
le corto su pepino a mi \"tortugo\"
y le pregunto a Dios si aún le plugo
darle otro día más a este jovato.
Después cargo el silbido en sus sonetos
y empiezo a caminar hacia mis retos.
Desde mis parapetos
les cuento mis fracasos cotidianos
que empiezan y terminan en mis manos.