Inmune a la muerte…
Fue un dolor que como daga atravesó mi corazón,
fue certero, llegó para herir de muerte,
rompió la carne, el alma y traspaso el espíritu.
Consterno mi corazón e hirió mis entrañas,
me quedé herida de muerte
me vi, allí, tirada en un charco de sangre
Inmune a la muerte, bloqueada por el dolor,
alérgica a la vacuna de mimos, cariños, abrazos,
quería morir, el aire me faltaba, el amor ha sido causa de este dolor.
El amor de Dios me sostiene, mi fe se activó para desear vivir.
Padezco arrima por ausencias que me han herido de muerte.
Por llorar soledades y amanecer sin sueño y apagar insomnios.
Me he suicidado más de tres veces por tu desamor,
pero otra mano me dio el fruto anhelado, besó mi boca y me dio a beber tu olvido.
Me vistió de besos, me llevó a su pecho y juntó su piel con mi piel,
así bebí el vino ensordecedor de su amor abrazada a su pecho y desperté en su lecho,
me acaricio de los pies a la cabeza, beso mis intimidades, prometió amarme
con su vida, sus sueños, sus sentidos y sus pensamientos hasta morir de amor por mí.
Estuve junto a ti sin haber bebido nunca de tus labios el vino que embriaga de amor.
Viví y resistí por amor ese fuego que se ahogaba dentro de mí por ti.
Cuánto deseaba tus besos, tus abrazos asfixiándome en tus brazos besando mi cuello.
¿Cuántas veces busqué tus ojos para verme en ellos cómo en un espejo?
Y sonreír para ti ver en tu mirada todo ese amor que siempre desee ver en ti.
En pausas vi tus ojos ocultos detrás de la luna de septiembre.
Y en junio mi sol te regalé espiando mis culpas por lo que paso entre nosotros.
Hubo escases de platicas y se me secaron los labios de tanto hablar sola.
Busqué en las paredes de mi alma tus respuestas y nunca llegaron.
Hubiera sido tan fácil amarnos teníamos todo para ser felices poesías, fotos,
Canciones, baile, risas, alegría y un inmenso deseo de amarnos.
Nos faltó tiempo o nos sobro tiempo y nos fuimos cada uno por su lado
Ahora solo eres un recuerdo indeleble que lucho por dejar olvidar.
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
Todos los derechos reservados©
Usted nunca sabrás que tu alma viaja
Dulcemente refugiada en el fondo de mi corazón,
Y que nada, ni el tiempo ni la edad ni otros amores,
Impedirá que hayas existido.
Ahora la belleza del mundo toma tu rostro,
Se alimenta de tu dulzura y se engalana con tu claridad.
El lago pensativo al fondo del paisaje
Me vuelve a hablar de tu serenidad.
Los caminos que seguiste, hoy me señalan el mío,
Aunque jamás sabrás que te llevo conmigo
Como una lámpara de oro para alumbrarme el camino
Ni que tu voz aún traspasa mi alma.
Suave antorcha tus rayos, dulce hoguera tu espíritu;
Aún vives un poco porque yo te sobrevivo.