Ya nadie nos verá.
En esta ciudad de incendios,
tu y yo,
ya no quemamos,
el fuego se ha rendido
y ya nadie nos verá
la chispa en la mirada,
ni hoyuelos con la huella de arrebol
ni la punta de tus dedos
ni la lumbre de mis ganas,
ya tus muslos
no abrigan más mi espalda.
Y ya nadie nos verá,
en esta ciudad de incendios
tu y yo
decidimos soplar.