Barca sin velas
que esperas en el puerto
tu singladura.
Hombres curtidos
con remos en sus manos
y en tus toletes.
La boga suave
rompiendo con la proa
olas y mares.
Buscas el sitio
con buenos caladeros
para pescar.
Y allí el marino
pondrá los aparejos
a cacear.
Puede que piquen
doradas y jargüetas
y algunos panchos.
Y mientras tanto
te meces con las olas
y en ellas sueñas.
No tienes velas,
ni palo de mesana
y estás cansada.
Pero unas manos,
que reman y acarician,
te llevan lejos.
Vuelves al mar,
al mundo de tus sueños
junto al salitre.
Y sentirás
el beso de las aguas
una vez más.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/09/23