Bendito sea el violeta en el cielo;
el tono,la silueta y luz que llega
ante la penumbra, a la vista ciega
que de poco no brilla por el velo.
Bendito el mito visto desde suelo.
Bendito, ajeno el astro que navega
hoy en México, mañana en ciudad griega.
Hoy que es violeta y mañana desvelo.
Ahora,cada pista y cada paso
sin quererlo, trata y lleva al ocaso
de esta luna de dudosa mitad.
A lo lejos, tan blanca, tan brillante
que de muy poco, parece un instante
aquella presencia en esta ciudad.