Hablan los cuatro vientos,
traen nubes sin espinas
y un cristal sin aristas.
Necesito pensar sólo un segundo,
no me hacen falta
palabras encadenadas,
todo es más simple
en un camino de espuma
que se lleva el viento.
Me libero, como la poesía
en este Equinoccio de otoño.
El mundo continúa
con sus dos caras
y una decoración de papel.
Me regalas tu amistad
y una pulserita de coral
que huele a sal de plata
y a jazmines de la huerta,
y olvido todos los despropósitos,
se aleja la tristeza antigua
de un acorde desafinado,
una nota despistada
que sonríe continuamente.