Por esta dulce entrega de emoción
viene pujando adentro
la ecoica vibración de nuestras voces
servidas en convite de los versos,
lo tribal de un círculo,
de la palabra intensa y de lo cierto
que ofrece los matices irreales,
con una fuga, un rulo y un recuerdo.
¡Se erige lo compartido...
y es un grito, un estruendo!
Es un maravilloso paisaje
donde desconfigura lo que es necio
por el don del amor,
por lo que vive, ¡por lo que quiero!
©JoséLuisGalarza