En lo profundo de la sombría noche,
donde el terror y el miedo se despiertan,
se alza un poema macabro y espeluznante,
una melodía que las almas atraviesa.
En un viejo y abandonado manicomio,
donde los susurros de los locos retumban,
las paredes ocultan secretos oscuros,
y en cada esquina la maldad se desgrana.
Escucha, pues, el crujir de los pasos,
que arrastran cadenas y despiertan cadáveres,
la luna llena su pálida luz arroja,
sobre aquellos seres que vuelven de sus tumbas.
Las sombras se alargan y se entremezclan,
como serpientes en su danza siniestra,
los ojos mortecinos te acechan,
y los susurros te envuelven en sus redes.
Un viento helado sopla en la noche,
haciendo eco de desgarradores lamentos,
las almas atormentadas claman venganza,
y buscan el descanso eterno que merecen.
En el rincón más oscuro del pasillo,
un niño solitario ríe con desdén,
su risa perturbadora te hiela los huesos,
y su presencia te lleva hasta la locura.
Cuidado con las puertas que se abren solas,
y con las sombras que acechan en tus sueños,
pues el terror vive en lo más profundo,
y su presencia te envolverá en escalofríos.
Así que mantén tus miedos bien escondidos,
porque en la oscuridad se encuentran los más crueles,
y cuando menos lo esperes, ellos te encontrarán,
y serás víctima de un poema de terror que nunca olvidarás.