El miedo la desnuda,
quita sus pétalos
cada día.
Su hábitat frondoso
es el silencio de la tormenta,
desea amar,
pero la soledad la paraliza,
cierra los ojos para caminar
pero sus huellas juegan
con el espacio de la duda…
La voz de su alma,
un vaso cristalino,
cada paso, lo llena del miedo
para arrojarlo al surco,
que lleva cada uno,
cuando busca sus sueños.
Hay que saber
en qué lugar se encuentra
para que no bañe de miedo
su piel vulnerable.
Una flor silvestre,
no sabe si alguien la querrá encontrar,
los pétalos tiemblan
pero su vulnerabilidad es la fuerza
que ata sus pétalos,
su temor, encuentra fortaleza,
emerge entre el vendaval.
El amor una flor flexible,
puede perder algunos pétalos,
pero no la esencia del alma,
el amor tiene sus propios surcos
y la memoria de su historia.