Te vas, verano,
con pena te despido
hasta otro año.
Te marchas lejos
a nuevos continentes
y a otros labios.
Saben a poco
los besos compartidos
que son recuerdos.
Llega el otoño
con trajes de colores
y con mil sueños.
Incluso versos
de hayedos y de robles
en una alfombra.
Estrofa tierna
cargada de ternura
para los ojos.
Y aquí se queda
el hombre y el poeta
entristecido.
Y es que el verano
enciende los sentidos
y ya se marcha.
Viene el relevo
en forma del otoño
y en él su magia.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/09/23