Al son de la palmera baila sola
con bongos al compás del aguardiente
la noche de alquitrán barbiponiente
desaguada en sus muslos de amapola.
Retumban el tambor y la bandola
y se empapa la piel adolescente
ojo por ojo al mar, diente por diente,
que quiero su vibrar de caracola.
Detrás del palmeral, luna de brea,
en un lecho de algas dolorido
sentirás el ardor que me caldea.
Y en dulce palpitar tu baile ardido
será de mi pasión contramarea
al ritmo del jadeo y del gemido.