Las monedas, ellas, al chocar, suenan.
Su valor se sabe por su sonido
se conoce a las aves por su nido
y por el aire, qué en sus plumas llenan.
*
los billetes, ellos, mudos, se ordenan
su valor se sabe por el ludido
el color del sudor y ego teñido
y por un horario que sobrellenan
*
cuando ven la cerradura gigante
las monedas soñadoras se embroncan
mientras duermen en un sueño hilarante
*
los placeres inútiles se troncan
pues es la llave de un alma variante,
levantarse cuando los gallos roncan.
Para ir a pie en vereda endurecida
construyendo el instinto de castor
sujetando muy bien el pasador
es la clave para agarrar la vida
*
Al lanzar con potencia dirigida,
confiar en gradas y no en ascensor
e insistir como lo hace roedor
llenará, una despensa desmedida.
*
Merecer a pulso cada cumplido
sin qué azar te deje mudo o perplejo
y avanzar entre hipocresía y ruido
*
logrará fortalecer tu bosquejo
consiguiendo un ascenso interrumpido
como lo hace algún fénix o el vencejo.
Despegar hacia el bosque o al mar, cuesta.
dolerán las plumas, la incertidumbre,
las espinas, los truenos, la costumbre
y olvidarnos del confort y la fiesta.
*
Al principio, rutina nos molesta
pero poco a poco se enciende lumbre
y se logra más que subir la cumbre
y ganarle a la suerte en cada apuesta
*
Las corrientes de estudio alertarán
para no caer quieto en el señuelo
de quedarte dormido en el diván
*
y al batir cada meta en pleno vuelo
tus raíces nutridas lograrán
mantenerte suspendido en el cielo.