Entendiendo que mi huracán personal lleva tu nombre
Te conviertes en una ecuación matemática sin resolver
Y me aferro a tu recuerdo
Como si nuestra historia fuese un día de independencia.
Te busco en mis labios,
En mis manos sedientas de ti,
En esta bendita noche que no acaba,
No sé si aún existe la palabra “tiempo”, porque retenerte en mis deseos es un sinfín de noches hechas cárceles.
Me descubro entonces
En ese mismo rincón sollozando la maldita hora que por fuerte decidí decirte adiós,
Y te busco,
En una fotografía intacta, que trae consigo las horas escondidas en que conocí la palabra “todo” recorriendo tu cuerpo, esas mismas horas con las que colme de dicha la palabra “vida”.
Jamás sabré que se sentirá sostener tu mano,
O caminar por esa plaza diciéndote la palabra amor,
Y nuestra historia jamás será contada,
Ni sabré jamás qué implicaba amarte…
Porque al fin y al cabo jamás nos tuvimos
Y hago de esto entonces mi miserable secreto,
Ese donde ya no estás, ese donde no te tengo.