Nunca observe mirada que no me presumiera
Que me viese frágil de cristal, no inflexible de madera
Acalorar en usted mi silueta, aun si no fuera primavera
Buscaba avivar cenizas, en lugar, me vi abrasada en la hoguera.
Nunca antes sentí manos que me cortaran el aliento
Sin ahorcar mis cuerdas que mi vocabulario se viera sediento
Me corto, pues tenia lagrimas, mas no percibí algún movimiento
No enjugo de mi rostro el excedente sufrimiento.
Ni mencionar nunca haberme estremecido al escuchar ser llamada
Por copiosos labios he pasado, como anejadas temporadas
Me abstendría decirle, me apena, pues quien llamo fue la almohada
Pues usted prometió marcar y le espere cansada, hasta la madrugada.
Mas si quiero mencionarle mi estupor al darme con tal soltura
Y cavilar que su aferro es mas firme sin su censura
No se sienta usted apenado, va de mano con la escritura
Para que el diamante fulgure a su cúspide, descansar debe a oscuras.
Claro le quede que mencione, que no hubo movimiento
Sin aliento, hubo el pensamiento, mas nunca el intento
La piel abrasada es como temporada anejada, amargada con el tiempo
No seré el norte del a~no, pero es usted, en mi lugar, el galardón del momento.