Lolita juega con muñecas rojas
y bolitas de miel recién cortadas.
Lolita no lo entiende ¿son las hadas?
pero su cuerpo vibra entre las hojas.
Lolita no lo sabe y se sonroja
cuando siente en su piel ilusionada
el roce clandestino de la nada
que impúdico en la fronda la deshoja.
Son sus dedos inquietos capitanes
que descubren el mar y la montaña
en el placer candente de la hazaña.
Muerde sus labios rosa como a panes
mientras larga un suspiro a la alborada.
Lolita se estremece inmaculada.