ubik

EN SUS TRECE

Color adentro

de la flor

que gira 

como cuervo ingrávido,

 

en el árbol de las estrellas 

bajo la mirada condescendiente 

del cielo terrestre

yace este reloj aguado

de anómalos mediodías,

 

con el pie ciego 

de un Dios tumbado

sobre su sombra exacta,

 

quemaduras de la intemperie,

aurora perfumada 

de desapegos,

 

la eternidad hace de la mudez 

una rima inmisericorde.