No te fijes
en mis pálidas mejillas
ni mal juzgues
mi desaliñada compostura;
que a veces se refleja la amargura
del alma y de la mente,
en la falta de carne en las costillas.
Si acaso ves
desatendida mi apariencia,
no creas que es por inconsciencia
a tu resplandeciente urbanidad
ni a tu cultura…
Es que atiendo cosas más valiosas
y se refleja mi carencia en mi postura...
Si a mis ojos los ves
enjutos y marchitos
es que en los ojos
se ven los mudos gritos de nostalgia,
cuando en el corazón
se esconde una aflicción...
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