Camino a la escuela,
contaba las rosas,
las ventanas, las puertas
y los árboles sin hojas.
Contaba los viejos,
los que iban con botas.
Las camisas blancas
y las corbatas flojas.
Contaba los viernes
y los lunes sin horas.
Los perros sin casa
y las baldosas rotas.
Y cruzando el puente,
doblaba a la izquierda
y bajaba a la playa,
en un mar sin olas.
Vestida de azul
y de un gris sin cielo.
Con sandalias negras
y un bolsón sin ropa.
Camino a la escuela
contaba los sueños.
Las estrellas perdidas
y las lejanas auroras.