Una vez escribí una canción
no fue a ti.
Puse todo mi empeño
todo mi corazón en ella
pero no era para ti.
La canté casi en lo más alto
donde el horizonte queda a ras
de mi cabeza.
Luego vi el sol ponerse despacio
y no estaba contigo.
Caminé un camino en penumbra
agarrado de otra mano
iluminado por la misma luna
que hoy brilla en tu cara.
Es curioso que un día cantara
y no fuera a ti.
No resulta tan raro
que escriba doscientas formas de extrañarte
porque hubo días en mi vida
que viví sin ti.
Puede que, sin saberlo,
sin tener conciencia exacta de ello,
ya estuvieras naciendo en mi pensamiento.
Y que por ello
pudiera un día escribir una canción
y que pudiera cantarla,
casi en lo más alto
donde el sol se esconde a ras de mi cabeza.
Donde siempre vuelvo a recordarte
aunque tú no estés,
ni sepas de la existencia de estas cosas que me pasaron…
antes de extrañarte.