José Luis Barrientos León

Narrativa de un instante lúgubre

 

Sobrepasado por la intensa emoción

de descubrirse completamente,

al menos un instante,

con los ojos cerrados,

y sentir el negro de caverna que te abraza al fondo

mientras desaparece la seguridad del tacto,

la sensación de cercanía y el tremor de luz,

por los párpados que se niegan a cerrarse,

como esperando la esperanza,

después de la muerte,

o el renacimiento cansado y autómata,

después de cada latido 

 

Una ilusión se asoma en lo oscuro del túnel,

Como si los pies robotizados excavaran emociones vividas,

en tierras humedecidas por lágrimas,

mientras el hielo invernal paraliza nuestro cuerpo,

y el pensamiento gélido tirita de temores,

deslizándose entre fantasmas que acosan en lo oscuro.

 

Pero el beso no ha muerto, grita el sentimiento,

aunque la caricia huya y la sonrisa calle,

mientras los parpados continúan cerrados,

el viento deja de aullar,

saboreando los ojos herméticos,

dando razón al silencio.

 

Bajo los párpados, hondas raíces de miedo

hacen surco en la mente,

dejando arrugas en el ceño,

marcando el sendero de mis años,

mientras en voz baja,

un autorretrato se desfigura en las sombras,

 

Sobre la sien,

palabras blancas intentan el sonido,

como si fuese la luna tímida,

intentando pintarse sobre un mar infinito,

con trazos de sílabas azules para reavivar la esperanza,

de pronto los pensamientos se mudan en olas y espumas,

y en el fondo de lo oscuro resucita el amor,

venciendo el abismo del tiempo,

un solo instante lúgubre sobrepasó mi emoción.