Hoy vi a una linda viejecita por el centro de Fresnillo. La señora pedía limosna cerca de un negocio de gorditas.Cuando me acerqué; la venerable anciana estiró su mano y me dijo: \"Una caridad joven, por el amor de dios\". En ese momento no traía dinero, y es que precisamente me dirigía al cajero de un banco cercano, sin embargo, metí la mano a la bolsa derecha de mi pantalón, -y como gambusino-, intenté escudriñar entre unas llaves y una memoria USB.En cuestión de segundos una moneda de dos pesos me decía \"hola\" y sin dudarlo, se la entregué a la señora con la emoción de un niño. Una vez que avancé un par de metros, retrocedi la mirada y me percaté que la señora se encontraba examinando el valor de lo entregado y de sus labios vi desprender una mentada de madre en voz baja.\"Ni hablar\" -me dije-, y segui mi camino.Un señor de aproximadamente 70 años, había visto toda la escena y al acercarme me comentó: \"Hiciste algo grandioso, te felicito, que no te importe la reacción de la viejita\". Las palabras de aquel transeúnte desvanecieron un poco esa rayada de madre, pero aún sentía una espina atorada en el fondo de mi ser.Fui al banco, saqué algo de efectivo y decidí repetir el mismo ritual:Pasar nuevamente donde se encontraba la señora.Esta vez, deposité en sus manos un billete de 20 pesos y para mi sorpresa, la señora reaccionó completamente diferente: ahora recibí una bendición de su mano y la frase: \"Dios le de más, dios le multiplique\". Continúe con mi jornada y de nueva cuenta observé al señor de 70 años y riendo me dijo: \"Ahora ya sabes transformar una rayada de madre en bendiciones\". Ambos echamos a reír y nos despedimos con un fuerte apretón de manos.La verdad es que todo lo anterior jamás ocurrió, pero era necesario que llegaras hasta aquí para fomentar la lectura.Por cierto, no olvides ser caritativo con las personas que más lo necesitan.