Nací de ti, de tus entrañas, pedazo arrancando de tu ser, monte bajo en tus montañas.
Fuiste cima, rio de luz y agua clara, pendí de tus pechos y tu leche. Fuiste mi mundo cada mañana.
Tu mirada fue mi guia, tus ojos, el espejo azulado de las almas, dueña de mis primeras palabras.
Leño de mis viñas perdidas, vid de la pasión y la calma, hazaña de vida sin cizaña.
Y ahora voy sólo por tu rumbo, soy ola en tus playas lejanas, eco de voz que te extraña.