Escribir para conseguir un fin
y con el fin alcanzado
explorar otros lugares
por donde comenzar a buscar
la parte oculta de aquello que anhelamos.
Ataviados de aquello que nos hace más humano,
la mirada al frente,
las manos acariciando,
el olfato y el oído allí donde se dejaron,
comenzamos otra vez
recordando
a los lectores despistados,
que aquí trabajamos
de lunes a domingo, sin descanso,
pues solo así,
como se sabe los poetas no tenemos un horario declarado,
podemos hacer frente a todo aquello
que a la mente nos va llegando.
Dicho y hecho,
pensamos,
dicho y hecho,
laboramos/ trabajamos,
dicho y hecho,
leemos y trituramos los poemas malos,
todos menos este que he salvado,
por aquello de que hay que ser humanitarios
y redimir de un cierto calvario,
a quienes sin ser culpables de su fracaso,
tienen todas las de perder por tener un amo tan malo.