Hay un estremecimiento en la piel curtida por tus manos
como un escalofrío de abismo y una cadena de silencio,
hay un latido trémulo en el rugido de los océanos
y un sentirte que quiebra los cimientos del espacio.
Ya puso su sementera la distancia
en el polvo del continente,
para ungir de utopías la ausencia
de la memoria que te sangra y te siente.
La abundancia de fértiles amaneceres
que irradiaban nuestros cuerpos anudados,
se esterilizaron en yermos atardeceres
en los lechos secos y devastados.
Llevo un sudario de besos en los labios,
se acuesta mi llanto en cama de cipreses,
no hay negrura mas diáfana de espacios
donde entre arrullos de elegía te me apareces.
Se están vistiendo de mustio luto las rosas,
en tu lejanía sus esencias se desvisten,
ya no quieren ser , si no es con tu aire, con el que provocas
universos de aromas, donde son, donde existen