¿Dónde putas he guardado mi silencio?
¿Dónde el amor desvencijado se ha colgado
de mis pasos abyectos?
¿Qué pasó con mi soledad bendita
bañada en ron oscuro,
bendecida entre cenizas?
¿Cuándo atribularon mi garganta
y prostituyeron mi suspiro?
Devuélvanme mi cínica sonrisa
de hombre solo;
si, ¡era hombre!
era viento, era torrente
de sangre hirviendo,
era fuerza de vocablo
sin abrir la boca,
era dios y semicielo,
era el fuego que quemaba
al mundo entero.
¿Dónde quedo mi nombre impronunciable?
-En la risa de cualquiera-
¿Dónde quedó mi fuerza, mi deidad?
-En las piernas de cualquiera-
¿Dónde, dónde dejé mi soledad?
-Acompañada por cualquiera-