Recuerdo de pequeño a mi tía Rosario,
gitana buena, guapa y bondadosa,
la flor siempre en su cabello,
la sonrisa puesta, en su boca roja.
Arte y salero salía de su adentro,
Y en el cielo sigue compartiendo.
Pepe el tranviario, a mi tío llamaban,
¡Hombre cabal, cariñoso y honesto!
Liria y red de caza. El vino en bota.
Pantalón de pana. La boina y el tabaco
junto a la TOS, en la noche no faltaban.
Días de juego en el patio de la casa.
Viajes en tranvía, al rio nos llevaba
buscando el frescor de las aguas
bajo los verdes álamos y del puente de lata.
El nombre de ¡Rosario! en sus labios
sellado estaba.
-- ¡Rosario!, ¡El niño se ha caído!
¿Dónde estabas?
-- ¡Rosario!, ¡Dale el postre a los niños!
-- Rosario, ¡cerezas nos daba!
Cerezas como el rojo clavel de su cabeza,
¡Que ricas..., un deleite comerlas!
Nos decía: ¡Niños..., fraile...,
ponerlas de zarcillos en la orejas,
y con pan y cebolla bajo el brazo,
tirar pa la cuesta los chinos,
que estáis pa comeros de graciosos.
Cuanta gracia la tuya, tita Rosario,
contigo el cielo está contento,
¡Haciendo reír al mismísimo San Pedro!
Recuerdos de la niñez inolvidables.
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