OscarCampos

Una calma desértica

 

 

Las paginas juegan

 con el hambre de tu razón,

como un alimento volcánico

 pasión que despierta.

 

Despierta los latidos

cuando buscas

y no encuentras el ave

que huye

aprendes amar las páginas.

 

Gira los remos,

como gira el silencio

con infinita serenidad.

Amanece,

el frio de la madrugada

traspasa la dura piel,

los pies entre la sardina,

equilibrio del frio

 entre cuerpo y mar.

 

Las gaviotas

 espejo de los habitantes del mar,

impacientes del hambre,

revoletean entre la red.

 

Aclara,

mientras el frio se encierra

entre los huesos y pies.

El cuerpo se acostumbra

hasta el hambre.

 

El tiempo cambia,

la pesca cambia,

el horizonte cambia de lugar.

Has comprendido,

lo que no has vivido,

tu abuelo,

 la calma desértica

de la marea.