No querer hablar con personas,
No querer ver a personas,
No querer sentir emociones asfixiantes,
No querer tener pensamientos que me perturben,
No quiero sentirme triste porque otros no pueden darme tanto amor como creo que merezco, o algo así de extraño y complicado siento, normal ¿no?
Definitivamente la soledad es un lugar de paz y alivio, nada es más seguro, nada es más certero.
La soledad es el terreno más fértil para florecer, es el lugar ideal para sentir que la vida puede ser disfrutada.
La soledad es la extensión de la mesa, y la mesa es una extensión de mi, la cadena de objetos que están solos, pero que sus soledades tienen propósitos, juntos y por separados. Porque somos como objetos ¿no?
Y nos divertimos en la soledad, y la soledad se divierte con nosotros, o eso espero, porque al acompañarme por tanto tiempo al menos espero que bien la pase.
Ahora puedo verlo, y sentirlo, me enfermé, mi cuerpo reaccionó, físicamente estuve recibiendo señales, pensé que estaba perdida, otra vez, no, pensé que la tristeza había llegado nuevamente a inundarme, pero creo que solo requiero estar sola; las personas llegan a ser una terrible fuente de enfermedades mentales, por qué será que nos hacemos tanto daño mutuamente. Nuestra única compañía son los objetos, cadena de soledades, cadena de objetos. Somos un objeto que se mueve mucho, pero el momento de quedarse inmóvil es necesario -cadena de objetos, cadena de soledades-.