Tu nombre, no,
no me olvido de tu nombre,
cómo iba a olvidarlo
si es dardo de fuego
enclavado en mi mollera;
si tus besos lo esculpieron
en la puerta de mis venas.
Cicatriz, es pues tu nombre,
herida que por dentro late
cual huarango milenario,
en la piel de los nogales,
en la piel de cualquier arbol
en la piel de mi piel,
que es la sombra de tus pasos.
Cómo olvidar tu nombre
gaviota del mar desierto,
gaviota del vuelo raso.